miércoles, agosto 06, 2008

SOLO ANA NO ES FELIZ (RELOADED)



Me jodieron la vida. Me la jodieron, te lo juro por el Dios de estos pendejos.
De chica me robaron la inocencia con un ataque animal en mi cuarto rosado y de grande se limpiaron el culo con mi amor sin más consideraciones que la de mentirme que me llamarían después y yo les creí, no por ingenua, sino por que no me quería sentir mal, sucia, ya sabés, lo que sentimos algunas mujeres después de toda esa revolcadera que queremos pensar que tiene algo de romántica. Y ojo que esto no es una queja, es nada más un inventario de desmadres interiores, una justificación para los puntitos rojos en mis brazos.
Después de todo eso ahora me venzo a mí misma para acercarme a la gente con mañas de cazadora, para sentirme deseada, para tender emboscadas, para darle alas a los gavilanes y después cortárselas de un solo tajo (las alas), o sea, hacerles daño de verdad. Pero claro, eso no los daña nada, pero me consuela pensando que sí.
Para no sentirme boluda por culpa de los hombres, me volví adicta a comer corazones y a pisar poemas y mariconadas por el estilo de aquellos que sí me respetaban, y después de eso, cuando jodo el alma de un tipo buena gente y me usa un cabrón más (ya sin la promesa de llamarme), me vienen las depresiones de mamá, el asma de papá, las medicinas que yo consigo sonriéndole a algún vendedor de farmacia y el alcohol de automóvil que me tienen el hígado hecho un queso suizo o una luna de los cuentos que me contaban cuando era chica y feliz.

Vos no me conocés, pero tuve que decidir entre volverme loca o pegarme un tiro. Así que ahora me ves aquí, con esta cara de mierda, con este horrible dolor menstrual que no merezco pero que es lo menos doloroso de todo lo que me duele. Te paraste porque me considerás bonita todavía o porque llamé tu curiosidad con mi boca pintada de azul y mis uñas negras.
-No, no fue eso, quiero ese disco de los Stones…
Me ves en esta acera vendiendo cosas que no son mías, me ves con un ataque de nervios que hace que mi cuerpo suelte un olor asqueroso, con un cigarrillo de albañil en la boca, vendiendo mis cosas a un precio de risa para irme al carajo de una vez por todas. Quiero comprar un arma.
-Pero ya te dije que no me interesás vos ni tu vida, quiero ese disco de los Stones…
No, no pensés que me voy a matar, lo he deseado muchas veces pero jamás sucede...A lo sumo cuando voy caminando por la acera y me tropiezo delante de todos, ahí me muero un poquito de pura vergüenza, pero que yo sepa nadie se ha muerto completamente de vergüenza. Me muero un poquito cuando creo que empiezo a querer a alguien y entonces me vienen los ataques de vómito en un restaurate que él pagó para impresionarme (no sabe que eso no hace falta). También me muero un poquito en la universidad (que ya no puedo pagar) ante la mirada y los cuchicheos de todos esos imbéciles que no saben lo qué es un aborto o que un abogado obeso y borracho se te duerma encima. Me muero un poquito cuando debo contestar esas llamadas de números desconocidos a mi celular y después debo acudir sin hacer preguntas a la dirección indicada con condones en el bolso y otra vez la nausea que me hace dar vueltas la cabeza. Ahí me muero un poquito, pero después de limpiarme la boca y alisarme el pelo con fingida dignidad, debo seguir viviendo como todo el mundo, quizá un poco peor, pero viviendo al fin. Ya te dije, no me voy a matar, yo voy a....

…Mientras Ana me habla mirándome con mil caballos rabiosos corriédole por los ojos, oscurecida por los nubarrones de su maquillaje, mientras me cuenta de cuando en su propia casa su tío la violó a los 9 años mientras sus padres reían en medio de un a partida de naipes en la pieza de al lado, mientras me habla de la rabia que le da el que sus viejos no se hayan dado cuenta de la culpa que la comía por dentro creciendo sin decir nada; mientras confiesa que el imbécil de su novio de los 16 años le creyó que era virgen la primera vez que hicieron el amor, y el novio de los 18 la dejó enamorada y llorando como una niña sólo porque se cansó de ella y de sus delirios; mientras ocurre todo eso, no sé por qué me le quedo mirando a Ana. La miro a los ojos que se mueven nerviosamente, miro sus dedos cerrados sobre el cigarro, flaquitos y temblorosos, y me sorprendo pensando en el tamaño de la bronca que la pudre por dentro como un cáncer pese a sus 18 años. Llego a la conclusión de que ella tiene la absoluta certeza de que toda la miseria del planeta se posa sólo sobre sus hombros y que el resto del mundo es absolutamente feliz.
Por decir algo para que se calle y me venda el disco le digo:
-Pensá en Irak.
Me dice con cara de odio: Pensá en algo que te penetra el cuerpo mientras te tapan la boca a los 9 años y te dicen que si gritás, le van a decir a tu papá sobre lo mal que te estás portando...
Cuando termina de hablar se va y deja en la acera las cositas que estaba vendiendo. La veo alejarse vestida toda de negro con sus botas punk, su cinturón de metal, su blusa ceñida al cuerpo y su cabello azul. Me levanto el disco de vinilo de los Stones, dejo la plata sobre la sábana donde está el resto de sus cosas (una casita Barbie, una novelita de Cuauhtemoc Sánchez, un poster de Hendrix) y también me alejo sin mirar atrás, sin ver si la plata que yo dejé y las cosas que ella dejó se las lleva el viento o alguien más.

10 comentarios:

0 dijo...

dale amigo... todo te sale tan bien k me muero de la envidia!!

besos!!

Luna dijo...

una vez mas, tus historias son bien jodidas
...

siempre me dejas asi..
plop

me gusto mucho

saluudiiiines!
=)

Anónimo dijo...

Hay que tener cuidado con los errores de dedo. Buen trabajo narrativo.

Anónimo dijo...
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deutcheland dijo...
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deutcheland dijo...
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deutcheland dijo...

Confiado, again

deutcheland dijo...
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Anónimo dijo...

Leí tu historia sobre Fuguet y Boca, etc. primero, y después leí este cuento y me parecío un cuento de Fuguet o de Maximiliano Barrientos, jajaja

Anónimo dijo...

a mi me gustaba mas la original (de hecho volvi despues de muuucho por esta historia y la del mosquito)