domingo, enero 14, 2007

PEQUEÑOS PLACERES EN UNA PARADA DE BUS


Antanas Drake


Una mano negra repta por mis entrañas, clava el hierro mugre de sus uñas en la cáscara de mi podrido corazón y me lo jala de golpe hasta estrellarlo contra mis cojones…

El bus de la puta madre no pasa y entonces yo debo seguir sentando al borde salvaje de la vía, mirando culos con disimulo (no hay que perder la clase) u hojeando el diario, mientras late frente a mí ese enorme sistema de circulación sanguínea cuyos glóbulos rojos y blancos son buses siempre demorados y malnacidos conductores que corren desbocados por nuestras cíclicas venas de cemento.

El verano me hace sudar por dentro, la humedad, como a los hongos, me alborota el mal humor, de modo que tengo que poner cara de boludo y mirar para otra parte, porque detesto mirar a la gente, detesto encontrar motivos para partirle la cara a la gente o para que me la partan a mí. Entonces el perro sale de la nada y amenaza con atravesar la salvaje circulación de carros que inundan las venas de cemento…
No sé por qué insiste en cruzar la avenida (una ruta circular, infinita, que penetra a la ciudad sin siquiera tener un principio o un fin; es una víbora que se muerde la cola, es un anillo más de esta ciudad de los anillos). Retrocede y se abalanza para atravesar la ferocidad de la ruta (los motores roncan, los frenos chillan, las bocinas se putean entre sí en su secreto y agudo idioma) sin percatarse de que los carros cruzan como flechas sobre esa infinita cama de asfalto hirviente, tras la lluvia fugaz de este verano que se niega a irse volando.

El perro (digamos que se llama George) quiere cruzar la vía y yo espero al maldito bus que siempre se demora, que siempre llega atrasado y corriendo como un caballo desbocado, saltando en los baches, frenando de golpe, amenazando con botar gente por las puertas y ventanas que son como las bocas abiertas de un enloquecido animal submarino.

El perro (George) avanza y retrocede en el borde de la ruta, cojea con la pata delantera (Un garrotazo? una mordida? Que pasó George?), animal sin raza ni dueño, estropeado por la intemperie, por los dientes de otros como él y por la escasez de los basureros ya saqueados por mendigos de dos pies con los que debe disputar las sobras de hamburgueserías y pollerías que prosperan como cucarachas en la ciudad…

Las esperas son odiosas, pero si se mira y se escucha, entonces también pueden ser reveladoras, de modo que mientras George insiste en cruzar, actuando como si estuviera en otro planeta y no al borde mismo de la muerte, se apodera de mí la certeza de que al fin lo atropellarán, librándolo de esa mala vida evidente en la nitidez de sus costillas, en sus orejas rasgadas, en su cuerpo apaleado y en sus ojos casi ciegos. Un tipo se come a besos a una mujer mientras yo maldigo la demora del bus, de bronca le doy una patada a los trozos desprendidos del asfalto…
Prefiero pensar en George, siento piedad por su desolación (no me lo puedo creer), por su calidad de ser vivo solo en el mundo como un saco de basura, sin importarle a nadie, herido de la pata, casi ciego, (ahora da vueltas como buscándose a sí mismo).

De golpe siento nauseas ante lo inevitable de su atropellamiento ante mis ojos: tengo el corazón podrido, pero mi estómago es sensible.
Entonces, sin mirar a ninguna parte, George cruza la vía a todo correr, como si fuera un experto equilibrista sobre la maltrecha cuerdita que pende encima de la boca de la muerte.

Victoria! Llega al promontorio de cemento del otro lado de la avenida, se pone en cunclillas y caga con tal apasionamiento que me corre un enorme escalofrío de satisfacción por la espalda… Me siento orgulloso de George y creo que me asoma una lágrima de alegría…

Mientras celebro en mis adentros los riesgos que ha tomado el perro para cagar donde a él le ha dado la gana, llega el bus demorado botando gente por la puerta, y en vez de tratar de puta a la mamá del chofer, como suelo hacerlo en esos casos, levanto un trozo del asfalto y lo estrello contra los vidrios del bus. Derribo de una patada al tipo que se come a besos a su novia en la parada del autobús (no vio la audacia de George) y salgo corriendo para ninguna parte como alma que lleva el diablo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

aqui tengo el remedio para tus sueños http://www.nopuedocreer.com/quelohayaninventado/?p=482

Anónimo dijo...

buenisimo... buenisimo...