miércoles, febrero 06, 2008

MADRUGADA DEL 2 DE FEBRERO



ANTANAS DRAKE


El teléfono se mantuvo mudo toda la noche como si fuera el corazón muerto de la mujer más gorda del mundo.
Sentí su épico silencio como un trozo enorme de grasa sucia cubriéndome la nariz y llenándome la boca. Esperé y esperé hasta que una especie de resaca desagradable, que sólo me causaban las mujeres pegajosas, el vino barato y las novelas demasiado malas, me inundó las ganas y me dejó derribado en la silla como si fuera un muñeco de trapo acabadito de botar al contenedor de basura.
“Úselo y tírelo”, dije entre dientes, y tiré un escupitajo llenito de rabia para liberarme de ese amasijo de cucarachas que regurgitaba desde mis entrañas como un pájaro. Me invadía la amargura de haber vivido 30 años sin que a nadie le importe, sin que nadie llame y diga: viejito, felicidades, cómo pasa el tiempo…
Tal había sido mi rabia, mi maricona soledad, que no me había dado cuenta que en mi caminata nocturna hacia ninguna parte había entrado a la “tapera del blues”, es decir, Clapton, el boliche en el que el neón me había dibujado tantas veces y al que acudía casi por un llamado místico de su cerveza siempre demasiado cara y entrañable.
En su escenario de humedad y media luz sonaba buen blues; el mismo que me imagino tocaban los negros del delta del Mississippi en los días en que cantaban humillados en los sembrados de algodón para no llorar.

Bueno, no sé si el blues que sacaba la banda Isidoro Cañones era bueno, pero lo cierto era que yo andaba de tan mala gana, que en ese momento (en que mi garganta era un gran nudo de ahorcado y mi corazón un infecto balde de mierda) a mí me sonaba a deliciosa música de cañerías. Esa noche de tanta desazón y bronca, hasta las hitlerianas marchas de Nüremberg hubieran sido para mí deliciosos cantos gregorianos entonados por esos malditos, rosaditos y gorditos niños de Botero. Después de andar por la calle tratando de huir de mí mismo llegué a Clapton.
Era demasiado tarde para ir el cine y demasiado temprano para ir a casa a respirar tristeza y fumarme un groso insomnio. Cuando entré en medio de la oscuridad, lo único que vi fue el aliento de ese power trío en que la batería era una gorda vulgar, la guitarra una chiquilla malcriada y el bajo, un padre impotente y desempleando…Y aplaudiéndolos habían sólo dos tipos que no parecían de este mundo.
Cuando mis ojos se me acostumbraron a la oscuridad y al sensual sonido de la noche dentro de esa casona del siglo IXX olorosa al mundo diez minutos antes de un aguacero feroz, hice una seña con la mano para que la “chispa”, (una doña nada joven y sin gracia) me trajera la primera cerveza con cuellito color plata. Mi cita era con ellas: esas rubias heladas de tripas color cebada que me ponían contento cuando nada más podía hacerlo. Me la trajeron, la toqué, la abrí sin elmenor signo de romance, me la llevé a la boca y me la tragué de un trago tan largo que me dejó sin aire… Amén hermano.
Además de los músicos en el escenario (adornado con posters de los Rolling Stones, BB King y los Doors), como todo público en ese lugar de aires subterráneos previos a un diluvio habían sólo tres tipos (creo que ya lo dije): yo, que hacía hora para que alguien me llamara y me dijera: felicidades; un marica que me empezaba a coquetear mordiendo la pajilla de su soda, lo cuál venía a coronar mi miseria; y un viejo que por sus gestos refundido en un rincón del boliche mostraba a todas luces estar inequívocamente perdido. Después supe que lo habían dejado olvidado allí y ni él sabía lo que estaba pasando.
Entonces se callaron los músicos para hacer una pausa al show y se pusieron a beber cerveza…El marica todo sincerote y descubierto en su fliltreo habló con aires de cínico complaciente: Le coqueteo porque yo ya no tiro como hombre, porque se me irritan los ojos. Así que mejor me quedo casto de delante y cachondo por detrás antes que livianito e imposibilitado de tirarme una farra de lectura de alto voltaje ¿entiende no?. Pero como no soy egoísta, que cojan todos los que quieran porque de ellos es el reino de los cielos hermano.- Amén. Dije.

-¿Usted quiere algo conmigo?. Le puedo enseñar cosas.
-No gracias. Dije sin ánimo de ser grosero pese a que tenía el ánimo para estrangular a cualquiera que se me pusiera en frente. Entonces me puso la mano en el hombro, mientras remataba sus intenciones clavándome en la cara una mirada inofensiva de doncella enamorada. Agregó: La madre superiora, osea, la madre Tierra, sabe que usted quiere, pero no se atreve...Yo ya rogaba porque esos músicos viejos, gordos e irresponsables volvieran a iniciar su show sobre el escenario, pero como al parecer para eso aún faltaba rato, decidí opinar sobre lo que había dicho el marica que no cojía como hombre para que no se le irriten los ojos…

-Si compadre, la madre superiora tiene razón: por eso la cagamos, le tiramos encima cosechas de abortos que no tienen nada que ver con ella, la pisamos con pies envenenados de químicos industriales, la meamos con nuestros efluvios cargados de mal alcohol putrefacto, y pese a todo, nos da de comer y trata de mantenernos siempre cuerdos..¿o de dónde crees que salió eso de "poner los pies en la tierra"?. En fin, mi discurso no es ecologista, pero la madre Tierra es una santa hija de puta que sirve para perforarle en la panza bonitas letrinas que frutan gusanos y luego moscas multicolores que son una verdadera obra de arte: son bolitas verdes que vuelan.Siempre que hablo de la Tierra y sus dones me dan ganas de llorar y como cuando lloro me pongo frágil....trato de no ponerme así agarrándome a golpes a mí mismo. En todo caso todo lo que le acabo de decir sólo tiene que saberlo mi psiquiatra, cuando un día de esos me de la gana de ir a visitar a alguno…Luego me callé y como maldito maricón no me quitaba el brazo de encima, le miré con ojos de odio y le dije con un evidente aire de amenaza: Sabés demasiado. Tenés que irte a Sicilia a esconderte...aquí te buscan los Tatalia (ver El Padrino para los imbéciles que no sepan de qué estoy hablando). Casualmente Tatalia se llamaba el burdel de maricones de la ciudad…-Usted es un insensible, me dijo, me soltó indignado y adoptó una actitud de dama ofendida en su honor de virgen.

Hay gente que pretende más de lo que tiene ¿no?. En fin.Yo aún no había acabado con él y no quería que me tome por un aún heterosexual grosero. Así que rematé con unas cuantas palabrejas para ver si podía dejar alguna puerta abierta entre nosotros. No quería quedar de grosero ante un alma tan sensible: Si te digo que me gustás, no lo tomés por el lado marica. Mirá que todavía debo lanzarme en paracaídas antes de dar ese gran paso.Él dijo: suena tentador. Si querés saltemos los dos juntos y así matamos dos pájaros de un tiro (hizo un guiño de perra cuando dijo: Dos pájaros de un tiro). Avisame cuando tengás tiempo…Yo dije: Avisame cuando tengás avión.

Esta vez se ofendió de verdad y ya no quiso hablar. Alguien lo había llamado al teléfono y el mío seguía en silencio.Era mi cumpleaños y como nadie me había llamado, estaba con ganas de partirle la cara a alguien. Sí, era viernes, era mi cumpleaños número 30 y ahí estaba yo cumpliendo mi cita con cervezas pico de plata, bebiendo en mi propio honor con un maricón ofendido, un viejo despistado y la banda de La Isidoro Cañones. No era suficiente. Me estaba enfadando demasiado.

Salí del lugar, agarré un taxi (todo el camino jodí al taxista sobre cómo él había pasado su cumpleaños número 30) y entré a otro lugar donde también había gente bailando. Ahí una tipa se me sentó en la falda sin mayores formalismos para contarme lo hija de puta que había sido la vida con ella. En tres minutos terminé de sentirme una basura. Me dieron ganas de montarme en un cabayo y perderme en la pampa del olvido. Pero después dije: uta, ese verso está muy trillado. Me levanto, la tipa me quiere seguir contando y va por un lápiz para que yo anote su teléfono…Me cambio de mesa, se me acerca un gringo enorme, se sienta, me habla en inglés: es anti estadounidense, odia a su pueblo imperialista, es concertista de guitarra clásica, enseña inglés en una transnacional y no termina de entender por qué ninguna mujer se quiere ir con él que tiene rizos rubios y ojos azules como el mar de mierda que no tenemos. Yo le contesto en rudimentos de su idioma que no puede andar ofreciendo tirar a todo el mundo sin tener el decoro mínimo de un detalle, de cinco minutos de charla civilizada, de preguntarle siquiera el nombre a la dama sobre la que ha puesto sus apetitos .

Seguimos charlando (yo charlando otra vez con un hombre, esto es el destino), se sorprende cuando le hablo de Tárrega, de Alirio Díaz o de Andrés Segovia. Dice que no pensaba que esos guitarristas fueran conocidos acá y luego confiesa que es de la tierra del blues, de Nueva Orleáns (capital del gran estado de Louisiana, nombre que tendrá mi segunda hija cuando la tenga algún día de estos). Cuando le muestro mi tatuaje (una bandera confederada en el brazo), el tipo se pone eufórico, casi se pone a cantar dixxie en una pata.
La marihuana hace efecto en él, se va cantando, feliz, vuelve la chica cochabambina y triste a quien los hombres la han engañado por estúpida nomás. No quiero ser violento, es mi peor cumpleaños, el más triste, el más miserable, el que me hace decirme: has vivido 30 años y a nadie le importas. Así que después de fingir que anoto el fono de la pobre chica esa (madre soltera y cochabambina), agarro un taxi otra vez y me voy a una pizzería a comer; la farra ha sido un fracaso.Llego al lugar sobre el boulevard de la Monseñor Rivero y ya me siento más borracho que nunca. Entonces de golpe me acuerdo yo andaba paranoico por lo del libro que había escrito sobre el Presidente de la República. El maldito Estado me había iniciado un juicio por calumniar al Presidente y yo estaba seguro que el Ministerio de Gobierno me andaba persiguiendo. Por nada más pido más ají. Estoy dispuesto a vender cara mi derrota: le voy a llenar de ají los ojos al oficial del Ministerio de Gobierno que sé que me está siguiendo, buscando la oportunidad de agarrarme a traición…Espero y nada che,..Amanece y me da rabia porque resulta que todo el tiempo he estado con sueño y ni cuenta me he dado. Entonces me encuentro con el día y comprendo que cumplir 30 años no es tan malo.Los días son la misma mierda, ya sea en una fecha de mayo cualquiera o en la madrugada del 2 de febrero… Tanta mala noche para nada, tanto lío para un año más que ojalá sea el último…Me voy a dormir. Siempre hay un taxi para alejarme de lo que me fastidia. Bendito sea Dios que creó los taxis para la buenaventura de sus pobres hijos y de mí. Subo al taxi y me duermo en él.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Has hecho un monumento de algo de lo que nadie quiere hablar, y eso es: hablar de lasoledad en losmomentos en que menos se quiere estar solo.
Soy Patricia, dale que lo haces muy bien.

patriciagutiérrezarias@hotmail.com

Anónimo dijo...

imbécil por no ver el padrino? soy el imbécil número uno por no haber visto ni el 1% de las películas taquilleras....

LA TELEVISIÓN ES EL OPIO DEL PUEBLO, TE QUIEREN DORMIDO!

Antanas Drake dijo...

Hijo, hay películas que no mercen ser vista por e ojo humano, pero hay otras que son imprescindibles para conocer un poco de la cultura y el arte mundial que es lo más bonito que hay sobre planeta después de las mujeres, el chocolate y el vino tinto...