miércoles, agosto 06, 2008

DESEADA DESNUDA EN LA VENTANA SAGRADA (RELOADED)


DESEADA DESNUDA EN LA VENTANA SAGRADA

Deseada apareció en la ventana como si hubiera sido un ángel de la pasión invocado por un hombre que no se arrepiente de nada... Un ángel de ojos de gata, piernas con liguero y una iguana tatuada una cuarta al sur del ombligo que venía a anunciarme cuál sería mi futuro si yo me atrevía a conocerla en su cama.
De golpe, como si en mi interior se hubiera hecho pedazos un avispero armado hasta los dientes, a Deseada la sentí goteando entre mis piernas. Goteaba, pero no en una forma líquida como hubiera podido esperarse, sino más bien en gotas de un hambre sobrenatural, de un hambre vital que me desataba una cosquilla en la panza que apenas me dejaba respirar cada que ella aparecía en mis epifanías del recuadrito de la ventana…

De modo que cuando ella floreció en al ventana mágica pensé: Mi cuerpo es una boca que la quiere comer…Y ella es su sexo que me mira: cuatro pétalos que me hablan con su lengua universal y su líquida voz profunda; una fuente de la que deseo beber hasta morir y resucitar de nuevo en la asiria cuna de su pubis…

Antes de que ella se hubiera dejado ver a través de esa ventana mágica que unía su mundo y el mío, yo acababa de escribir con la desazón de todos mis días repetidos (que me zumbaban en los oídos como si fueran tubos de neón): El mundo no me gusta como es… sólo me gusta como lo describo.

Entonces ella y sus tatuajes de iguanas, salamandras y dragones derrotados por rosas irrumpieron de nuevo en los escombros de mi vida y me dijo con palabras que despertaron al alacrán que dormía tumbado en el hueco de mi corazón: Quiero conocerte alguna vez, quiero que nos sentemos en una terraza mirando al mar con una vela y un cabernet de por medio. Quiero que hablemos como si nos conociéramos de toda la vida. Yo quiero…
Le dije:
- Traigo el alma en harapos, pero sé que vos querés volar y esconderte, como el hada tatuada en tu piel, como esa serpiente negra que te penetra por los poros y se enrosca debajo de tu lengua. En mi corazón vive un alacrán y tengo el pecho hecho un hormiguero...pero los ojos se me vuelven pies que bailan cumbia cuando te leo... No sé si quiero vernos.
- Igual quiero vernos.
- ¿Y qué pasa si después me vuelvo un adicto a vos? A lo mejor, mis ojos, mis manos, mi boca y mi olfato se niegan a percibir el mundo si no es a través de la atmósfera violeta que generás a mi alrededor, aún cuando no puedo oler el sabor de tu cuello, aún cuando no puedo quitar con mis ganas el cabello que cubre el misterio resguardado por tus hombros...
-¿Qué me harías en la terraza junto al vino, frente al mar?...
-Los tres primeros días, todo menos daño…

-Me encanta leer tus cuentos. Mi imaginación vuela con tus palabras. Te tengo en mis pensamientos, también quisiera tenerte en mi biblioteca, pero antes en el olor de mi almohada...
-Empiezo a pensar en vos…
-Me siento halagada.
A Deseada la veía a través de la culebra de sus palabras, pero no estaba, sabía que respiraba porque sentía yo su aliento en mi cara. Las manos me sudaban de ansias ahí sentado frente a la ventana sagrada por donde ella había vuelto a entrar en mi vida. Hablando con ella sentía que el moho que se había apoderado de los pasadizos de mi mente hasta ayer nomás sucumbía como una enfermedad por fin derrotada. El meteoro que había despedazado mi alma amenazando con acabar la vida que yo conocía hasta entonces, poco a poco se iba desmigajando como un pedazo de pan con el viento purificador de las palabras que iba dibujando Deseada delante de mis ojos…
- Pese a la cordillera, las sensaciones se sienten tan cerca…
- Siento como si el calor de tu cuerpo aún impregnara mis manos (nunca la impregnaron, pero prometo que lo harán), como si tu boca aún retumbara en la mía. Siento como si te estuviera esperando en un rincón apartado en la playa…Como si te acabara de divisar a la distancia…acercándote con una toalla y con una botella, espero de Merlot, sin ropa interior.
- Siento calor
-¿Dónde?
-En todas partes.
- ¿Calor de cama destendida? ¿calor de piel estremecida por un aliento que sube montado en una lengua desde el misterio de tu sexo?
-Todos…
- Llevo un terremoto dentro. Pienso en vos tendida en la playa. Sé que los besos no se agradecen. Se los toman, se los agarra como rehenes...y se pide una gran recompensa por ellos hasta declararnos adictos irremediables, hasta andar desnudos y decir: Soy Antanás y soy un adicto a tus besos...Soy Deseada y soy adicta a tu adicción.

Las palabras de Deseada florecen en la ventana sagrada una y otra vez como esos cratercitos de agua que provoca la lluvia cuando cae sobre un río… La puedo ver como a un dibujo que ella ha hecho y me ha mostrado (una espalda femenina)…La siento sentada sobre mí mientras me habla en azul, mientras me explica que sus tatuajes (un hada sensual que la hacen volar sobre el azul del mar y el cielo, y una culebra negra que significa libertad y todas las cosas que se esconden en los músculos del azul, el púrpura y el negro)... Me explica sus tatuajes y yo le vuelvo a clavarlos dedos en las caderas mientras la leo...
Ella ha dicho con sus manos elocuentes (no sé por qué pienso siempre en los talentos de su boca): Ojala alguna noche soñés conmigo…
-Mañana habrá un cuento para vos.... tu nombre será...Deseada....

Entonces la cadena de palabras escritas que nos unen se rompe y ella desaparece al otro lado de la ventana mágica que ahora tiene escrito en la frente: Deseada aparece como no conectada… A la desazón de esa marcha, el alacrán de mi pecho se tumba de nuevo en el hueco de mi corazón y entonces, tratando de no respirar para mantenerte dentro de mí antes que terminés de desaparecer, te empiezo a escribir este cuento...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Otra vez Deseada?. Se pueden percibir las mejoras....